Inprocosa ofrece optimizar la eficiencia de la red de agua potable por medio de la detección de fugas no visibles. Los beneficios económicos y energéticos de la detección de fugas no deben menospreciarse, ya que en mucho de los casos, suele rentabilizarse en un periodo corto de tiempo. Algunos otros beneficios potenciales, no cuantificables, de la detección de fugas y su reparación además del evidente ahorro económico y energético, incluyen: Para mejorar la eficiencia en la detección de averías se utilizará la tecnología más avanzada disponible en estos momentos, especialmente prelocalizadores de fugas, correladores acústicos y de ultrasonidos, geófonos y caudalímetros portátiles. La mayor productividad se obtiene a través de su utilización integrada y con protocolos de trabajos claros y precisos, siempre con el objetivo de optimizar los recursos, partiendo sin ninguna duda de una adecuada sectorización de la red de distribución. Los prelocalizadores de fugas son equipos capaces de indicar la existencia o no de fuga en zonas de la red próximas a ellos, no así la ubicación exacta de la avería. Es un sistema no invasivo, es decir, no requiere actuaciones sobre la red de distribución, sino que simplemente se coloca, mediante un imán, sobre un elemento metálico de la red de agua potable. Es una herramienta basada en la gestión de la demanda, cuya función es la detección en tiempo real, tan pronto se produce la avería, para disponer de la información y proceder a su determinación exacta y reparación, con lo que la vida útil de las averías se reduce drásticamente. Permite, en abastecimientos no optimizados, una reducción muy importante en la necesidad de oferta de agua. Permite la revisión de grandes tramos de red de distribución con una alta frecuencia, pudiendo llegarse a realizar prelocalizaciones de averías de forma diaria. La utilización de la correlación multipunto se realiza tanto a partir de indicaciones de un consumo elevado en algún sector y/o tras la realización de trabajos de prelocalización que indican la zona en la que hay alta probabilidad de avería. Los sensores se instalan sobre la zona de actuación, y son programados, indicándoles el horario en el que deben registrar la información, la duración de los registros y el número de repeticiones a realizar. Normalmente se trabaja con 3 sensores sobre la red de distribución, si bien el número puede ser mayor o menor, aunque siempre mayor a dos. La información se transfiere a un sistema informático que contiene además una información básica de la red de distribución (distancias entre sensores, material constructivo de la conducción y diámetro de la misma). El software realiza todas las posibles correlaciones entre sensores y automáticamente compara y clasifica los resultados mostrando las áreas de interés sobre el diagrama esquemático previamente realizado. Estos equipos tienen una gran precisión debido a que no sólo realiza correlaciones entre cada dos equipos con conexión directa, sino que además realizan tantas repeticiones como registros horarios se han tomado. A diferencia de los equipos de prelocalización, en los que el resultado obtenido es la existencia o no de fuga en una zona determinada, mediante esta tecnología se precisa el punto exacto en el que se encuentra la avería, indicándonos la distancia a la que se encuentra de cada uno de los sensores. El caudalímetro por ultrasonido es un sensor de medición que trabaja sin contacto. El caudalimetro por ultrasonido es el sensor de caudal ideal como sistema no invasivo y portátil. La medición de caudal le permite la detección precisa del flujo sin tener que contar con piezas en movimiento. Es ideal para usarlo en lugares donde no se pueden usar un caudalímetro con piezas en movimientos, como por ejemplo, ruedas aladas. El transductor ultrasónico está situado en la parte exterior de la tubería, y no tiene ningún contacto con el medio. El principio de medición del caudalímetro por ultrasonido está basado en el tiempo de tránsito ultrasónico. En el tubo exterior de medición se encuentran dos elementos ultrasónicos. Ambos transductores se usan como transmisor y receptor, enviando una señal ultrasónica en el sentido de la corriente y posteriormente en sentido inverso. La diferencia entre ambas velocidades ultrasónicas es proporcional a la velocidad media del flujo. La última herramienta que se utiliza para la detección de averías es la que históricamente ha estado disponible, tanto por ser la más económica como por haber sido la primera en ser desarrollada. El principio básico es la amplificación del ruido que se detecta a través de un sensor colocado encima de la tubería. Requiere una gran experiencia para distinguir de entre los muchos ruidos producidos en el ambiente el producido por la fuga. Con la evolución de la electrónica se han ido mejorando estos equipos, introduciendo pantallas LCD que permiten observar gráficamente el nivel de ruido e incluso poder filtrar la señal recibida para eliminar ruidos exógenos a los de la conducción que se está analizando. Si bien históricamente ha sido el sistema más utilizado, la tendencia actual en abastecimientos tecnológicamente desarrollados, es utilizarlo de forma accesoria y únicamente como apoyo a los sistemas anteriores, nunca se utiliza de forma directa, ya que comporta un gran volumen de trabajo para resultados muy reducidos si no se conoce de antemano la existencia de una avería. La utilidad principal es ubicarla de forma precisa o salir de dudas, antes de proceder a la apertura para su reparación.